Existen multitud de factores que nos predisponen al acné, como los cambios hormonales, la genética, el estrés, la alimentación, nuestros hábitos de vida, pero siguiendo unas pautas de higiene y rutinas adecuadas y personalizadas, podemos mejorar este problema que nos preocupa y nos afecta, teniendo en cuenta que, en ocasiones, puede ser necesaria la intervención farmacológica.

Existen diferentes procedimientos para controlar el acné:

• Cuidados diarios de higiene con rutinas personalizadas y adecuadas al tipo de piel con cosméticos adecuados.

• Peeling químicos que consisten en eliminar las células muertas de la piel, limpiar exhaustivamente los poros y puntos negros y ayudar a la renovación de la piel.

• Mesoterapia facial con productos adecuados para disminuir rojeces, cicatrices y mejoran las arrugas y textura de la piel.

• Fototerapia para disminuir la producción de sebo y estimular la producción de colágeno.

• Laserterapia para tratar las inflamaciones y cicatrices producidas por acné moderado y severo.

Siempre se realiza un diagnóstico previo y, en función del tipo de acné se aplicará un tratamiento o la combinación de varios.

Se necesitarán varias sesiones de tratamiento para obtener resultados.