Mitos y Verdades sobre los Rellenos Dérmicos: Lo que debes saber antes de decidirte

Los rellenos dérmicos se han vuelto uno de los tratamientos más populares en el mundo de la estética. Su capacidad para restaurar el volumen perdido y suavizar las arrugas de manera rápida y efectiva ha conquistado a miles de personas. Sin embargo, con su creciente popularidad también han surgido muchos mitos y malentendidos

Mito 1: Los rellenos dérmicos cambian por completo las expresiones faciales.
Una de las preocupaciones más frecuentes es que los rellenos dérmicos pueden alterar tu rostro de manera drástica, eliminando por completo tus expresiones naturales. La verdad es que, cuando son aplicados por un profesional cualificado, los rellenos simplemente realzan y restauran el volumen en áreas específicas sin cambiar tu apariencia. El objetivo es siempre obtener un resultado sutil y natural que mejore tus rasgos, no que los transforme por completo. Un mal uso de los rellenos puede causar resultados no deseados, pero en manos expertas, este riesgo es mínimo.

Mito 2: Los rellenos dérmicos son permanentes.
Muchos pacientes piensan que, una vez aplicado, el relleno dérmico será permanente. Esto es falso en la mayoría de los casos. Los rellenos dérmicos más comunes, como los de ácido hialurónico, son temporales y se descomponen de manera natural en el cuerpo. Dependiendo del tipo de relleno, su duración puede variar entre 6 y 18 meses.

Mito 3: Cualquier persona puede aplicar rellenos dérmicos.
Este es uno de los mitos más peligrosos. La realidad es que los rellenos dérmicos deben ser aplicados por un profesional sanitario cualificado y capacitado, que tenga un conocimiento profundo de la anatomía facial. Aplicarlos de manera incorrecta puede llevar a complicaciones como infecciones, migración del producto o resultados asimétricos. Asegúrate siempre de verificar la experiencia y credenciales de la persona que realizará el tratamiento.

Mito 4: Los rellenos dérmicos son dolorosos.
El temor al dolor es otra preocupación común. Sin embargo, gracias a los avances en la técnica, muchos rellenos dérmicos contienen anestésicos como la lidocaína, lo que minimiza significativamente cualquier molestia durante el procedimiento. Además, de poder aplicar anestesia tópica en la zona tratada. La mayoría de los pacientes describen la sensación como un leve pinchazo y no como algo doloroso.

Mito 5: Si no me gusta el resultado, estaré peor que antes.
Este mito surge del miedo a los cambios irreversibles. Afortunadamente, muchos rellenos dérmicos, como los de ácido hialurónico, pueden ser revertidos en caso de que el paciente no esté satisfecho con los resultados. Con la aplicación de una enzima llamada hialuronidasa, el relleno puede disolverse rápidamente, permitiendo que vuelvas al estado original de tu piel.

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